En La celosia (1957), ambientada en un pais tropical, un marido celoso es testigo ocular y testigo imaginario de una ambigua relacion entre su mujer y otro hombre, a partir de la cual elabora obsesiones y fantasias. Aqui Robbe-Grillet consigue un tenso equilibrio entre objetividad y subjetividad: conciencia y mundo dividen sus fuerzas como si cada uno tirara del extremo de una soga y solo eso permitiera el equilibrio. La conciencia se ha replegado al punto de que el protagonista es capaz de experimentar y crear el mundo espiandolo inmovil desde detras de una celosia (en las novelas anteriores los personajes se veian obligados a adentrarse en el mundo). Mundo y conciencia estan ahora en pie de igualdad: se necesitan y se metamorfosean en una clara dialectica entre dos fuerzas equivalentes, fascinadoras y fascinadas alternativamente. No obstante, no se fusionan, aunque ya no sean presencias completamente extranas. La conciencia, en su repliegue con respecto a la novela anterior, es capaz de influir al mundo con su propia materia (obsesiones, alucinaciones, fantasias), ampliando de ese modo su libertad. El lenguaje se constituye en supremo hacedor. Asi, estamos muy lejos tanto del mundo amenazador y omnipotente (Las gomas) como del neutro pero absolutamente necesario a efectos de la conciencia (El miron). Por lo demas, el titulo alude claramente a este equilibrio objeto-sujeto.

En el laberinto (1959) narra las vicisitudes de un soldado que regresa de la guerra a una ciudad desconocida con la mision de entregar un misterioso paquete a cierta persona a la que tampoco conoce. Robbe-Grillet llega aqui al final del camino iniciado en Las gomas. Toda la novela responde a los impulsos de la conciencia, que ha ampliado su libertad al extremo de no necesitar ya del mundo objetivo, sino que por si misma lo crea completamente. Si en La celosia la conciencia espiaba el mundo y lo metamorfoseaba a raiz de esa vision, aqui permanece encerrada en una habitacion, y crea la novela (el mundo) a partir de un objeto de la habitacion (un cuadro). Absoluto predominio de la subjetividad. El mundo objetivo se convierte en producto de la conciencia, que se sirve de la omnipotencia de la imaginacion en una historia que, paradojicamente, es la mas clara y lineal. En las antipodas de Las gomas, asistimos al extravio del mundo en los recovecos y laberintos de la conciencia. Esta novela, asi pues, es la culminacion del movimiento de la conciencia en su intento por aprehender la realidad. Aqui la conciencia es tan poderosa que podria asimilarse a la concepcion de los realistas medievales, para quienes ninguna diferencia existe entre los elementos del pensamiento y los fenomenos del mundo.

A lo largo de estas cuatro novelas los extremos de la representacion (conciencia-mundo) han terminado por intercambiar sus posiciones iniciales, descubriendo en esa trayectoria posibles relaciones que la realidad establece con el hombre. No obstante, en este proceso de cambio conciencia y mundo han permanecido siempre como entes antagonicos y enfrentados. El triunfo inicial del mundo en Las gomas acaba en ruidosa derrota en En el laberinto (precisamente el cuadro que origina la novela se titula «La derrota de Reichenfels»). A Robbe-Grillet ya no le era posible continuar por este camino, agotado en todas sus posibilidades. A este respecto, es significativo que las cuatro novelas se publicaron consecutivamente cada dos anos, mientras que hasta La casa de citas transcurre un parentesis de seis anos. En ese periodo, aparte los textos breves recogidos en Instantaneas, Robbe-Grillet se dedico preferentemente a su vocacion de cineasta, escribiendo el guion de El ano pasado en Marienbad y dirigiendo su guion La inmortal. Sin duda fue necesario un periodo de reflexion y maduracion de la nueva etapa que preparaba para su narrativa.

Las expectativas ciertamente no defraudaron. En La casa de citas (1965) la accion irrumpe simultaneamente en todas direcciones y en diferentes planos de la realidad (finamente entrelazados), y permanece animada de esa fuerza centrifuga hasta el desenlace, arrastrando consigo al lector en una especie de fascinacion por el vertigo. Se trata de un juego magistral y brillante, tras del cual se advierte un cambio radical de enfoque en la representacion: mundo y conciencia, antes enemigos irreconciliables, se entre cruzan en numerosas perspectivas dando origen a una realidad indisolublemente objetiva-subjetiva. Superacion cualitativa de la encerrona a que condujo En el laberinto. La libertad ha ganado finalmente la apuesta: esa conciencia que en las novelas anteriores se despojo tan estricta y asceticamente del lastre reaccionario de la literatura, y que poco a poco tambien se libro del mundo hasta llegar a creado integramente, ahora esta en condiciones de participar activamente en el no ya mediante el enfrentamiento y la tension sino formando un todo inseparable. De este modo, el lenguaje engulle al mundo y lo convierte en una estructura abierta que da lugar a una reflexion sobre el hombre contemporaneo, tan divertida como rigurosa. Aqui encontramos una dialectica fluida, un perfecto equilibrio mundo-conciencia basado en una relacion de armonia. Y el ser humano, hoy en dia parte de un mundo estratificado en diversos planos simultaneos, es objeto y sujeto de numerosas lecturas: la realidad ya no es reconocible en una unica e indivisible categoria, sino en intrincados laberintos (esterilizados de culpa) y codigos en continuo proceso de mutacion.

La casa de citas asume plenamente esa suerte de caos (cultura de masas, audiovisual, cinetica, kitsch; estereotipos del erotismo, la violencia, las pasiones, las drogas…) y lo moldea con un aliento expresivo que, como siempre en Robbe-Grillet, tiende a interrogar su sentido ultimo. De ahi un arte verdaderamente combinatorio (ajeno por completo al caduco experimentalismo meramente formal) que en sucesivos pases de prestidigitador privilegia este o aquel plano (no ya como Asmodeo, pues aqui estan en juego categorias de la representacion), conforme el foco lo ilumina, obligando a una readaptacion de los elementos momentaneamente oscurecidos: la clave de un personaje puede radicar de pronto en una vineta de comic, o un escenario convertirse en platea y viceversa, etc. Por tanto, la voz narradora no es univoca y danza al compas de ese mundo al que ahora pertenece de pleno derecho: por ejemplo, los personajes, inmersos en esa voragine, pueden llegar a perder o confundir algunas letras de su nombre, hecho que quiza resulte fundamental para la accion (o no), pero, en todo caso, la voz narradora (la conciencia) ya no tiene capacidad para enmendar, no posee mas fuerza decisoria que ese nombre de pronto modificado: ambos son objeto y sujeto segun la situacion, en pie de igualdad. Asi pues, La casa de citas consigue un perfecto equilibrio a efectos de registrar el mundo actual con plena libertad y sin tergiversarlo.

El rigor de esta novela no perjudica su humorismo. Sirva este ejemplo: en la advertencia inicial el autor se introduce subitamente en su propia ficcion, asegurando que «ha pasado la mayor parte de su vida» en Hong Kong, cuando de hecho no es asi (los conocedores de su obra advertiran aqui un guino de direccion opuesta al de su pelicula El hombre que miente, cuando Trintignant, protagonista del film, irrumpe en un tren en el que viajan Robbe-Grillet -colado circunstancialmente en la trama, a lo Hitchcock- y sus acompanantes, uno de los cuales pregunta quien es -naturalmente, pregunta por el personaje que encarna Trintignant-. Robbe-Grillet contesta: «Es Jean-Louis Trintignant.»). En suma, esta novela reinventa el lugar comun y plasma una endiablada casa de los espejos. Como Warhol, la sobrevaloracion del lugar comun permite a Robbe-Grillet sacarle un nuevo partido y restituirle su capacidad poetica.

Por ultimo, apuntar que La casa de citas descubre nitidamente los vinculos de Robbe-Grillet con el surrealismo (es archiconocida su admiracion por Magritte). Tres puntos. Uno: en el Primer Manifiesto Breton senala: «Lo que hay de admirable en lo fantastico es que cesa lo fantastico: solo hay lo real.»Dos: una de las maximas aspiraciones surrealistas fue conseguir una relacion armoniosa entre objeto y sujeto. Tres: el surrealismo reivindico la imaginacion creadora como elemento clave para la liberacion total del hombre. Pues bien, todo ello, a su manera, esta presente en La casa de citas: los poderes del sueno, el deseo y la imaginacion, aunados a un perfecto ensamble objeto-sujeto, plantean aqui una saludable duda sobre lo real, y nos animan en la comprension de nosotros mismos, por lo demas, reactivando energicamente aquellos vases communicants tan queridos por Breton.

A La casa de citas (titulo que alude sin duda al mundo contemporaneo: casa de citas donde las mas diversas dimensiones de la realidad confluyen atropelladamente) siguieron una serie de novelas igualmente logradas (Proyecto para una revolucion en Nueva York, Topologia de una ciudad fantasma, Recuerdos del triangulo de oro, Djinn) , asi como una importante filmografia, pero ello excede los limites de estas notas. Solo nos resta agregar que el conjunto de la obra de Alain Robbe-Grillet constituye un aporte fundamental, en el terreno del arte, a la elucidacion del hombre y sus relaciones con el mundo.

Hemos obviado (mal que nos pese) toda interpretacion de sentido en tanto consideramos que tal cosa interferiria con el lector de esta novela, determinandolo en algun sentido. A fin de cuentas, lo realmente apasionante sigue siendo leer a Robbe-Grillet y no lo que se ha escrito sobre Robbe-Grillet.