Mi corazon late desbocado. Tun-tun... Tun-tun...

?Diosssssssssssss, como me ha puesto lo que acaba de decir!, y cuando estoy dispuesta a besarlo, de pronto oigo:

—?Judith! ?Eric!

Miro a mi derecha y veo aparecer a Frida y Andres con el pequeno Glen. Ni que decir tiene que nos fundimos en unos efusivos abrazos.

—?Tu tambien juegas al baloncesto? —pregunto mirando a Andres.

El divertido medico me guina el ojo.

—Soy lo mejor que tiene este equipo —cuchichea, y todos sonreimos.

Cuando llegamos a los vestuarios, Frida y Andres se besan.

?Que monos!

Eric me mira con deseo, pero no se acerca a mi.

—Ve con Frida, cielo. Te veo despues del partido —indica antes de desaparecer tras la puerta.

?Dios mio, quiero que me beseeeeeeeeeeeeeeeeeeee! Pero no. No lo hace.

Cuando la puerta se cierra, mi cara de tonta debe de ser tal que Frida pregunta:

—?No me digas que aun lo tienes castigado?

Como una boba, asiento, y mi amiga suelta una risotada.

—Anda..., vayamos a las gradas a animar a nuestros chicos. Por cierto, me encantan tus botas. ?Son preciosas y sexies!

Sumida en mis pensamientos, sigo a Frida. Llegamos hasta una puerta y al abrirla ante mi aparece una bonita pista de baloncesto. Ahi esta Flyn, sentado en unas gradas amarillas jugando con su PSP. Al vernos llegar se levanta y sin saludarnos va directo hacia Glen. El pequeno le gusta. Nos sentamos, y Flyn le pide a Frida que le deje al nino. Ella lo hace y durante unos minutos observo como pone caritas para que el pequeno Glen sonria.

La pista se va llenando de gente y de pronto Flyn le entrega el nino a su madre y se va y se sienta varias gradas mas abajo que nosotras.

—?Que tal con Flyn? —inquiere Frida, mirandome.

Antes de responder, me encojo de hombros.

—Sinceramente, creo que no le he caido bien. No ha querido jugar conmigo y apenas me habla. ?Es siempre asi, o solo es conmigo?

Frida se rie.

—Es un buen nino, pero no es muy comunicativo. Fijate que yo lo conozco de toda la vida y con el no habre cruzado mas de diez palabras. Es un loco de las maquinitas y los juegos. Eso si, cuando ve a Glen es todo sonrisas. —De pronto, se calla un instante y luego murmura—: ?Uf, que peste! Voy un momento al bano a cambiarle el panal a esta pequena mofetilla o moriremos todos con este olor.

—?Quieres que te acompane?

—No, Judith. Quedate aqui. No tardare.

Cuando se marcha, observo que Flyn se percata de que me quedo sola. Le sonrio invitandolo a sentarse conmigo, pero el se resiste. No se mueve y me doy por vencida. Cinco minutos despues entra un grupo de mujeres de mi edad, todas monisimas y perfumadas a mas no poder. Se sientan justo delante de mi. Parecen muy animadas mientras hablan sobre una peluqueria, hasta que los jugadores salen a calentar y me quedo boquiabierta al reconocer al que va hablando con Eric y Andres. ?Es Bjorn!

Me entran los calores de la muerte. En la pista, a pocos metros de mi, esta el hombre al que adoro con toda mi alma, junto a otros dos con los que me ha compartido en la cama. ?Uf, que calor y que bochorno! Disimulo y me doy aire con la mano mientras no se donde mirar.

Cuando consigo que mi corazon deje de latir a dos mil por hora, miro a la pista y me vuelvo a poner roja como un tomate cuando veo que los tres hombres me miran y me saludan. Con timidez, levanto la mano y les respondo. Las mujeres que hay delante de mi creen que es a ellas a quienes se dirigen y cuchichean como gallinas mientras saludan entusiasmadas.

Soy consciente de que no puedo apartar mi mirada de mi Iceman particular. Es tan sexy... El me mira, bota el balon, me guina el ojo, y yo sonrio como una boba. ?Dios...!, esta tan estupendo de amarillo y blanco que estoy por gritarle «?Guapo, guapo y guapo!» desde mi posicion.

Flyn se acerca hasta su tio, y este, contento, le tira el balon. El nino rie, y Bjorn lo coge entre sus brazos y le da una voltereta. Durante unos segundos, el pequeno es el centro de los juegos de los hombres y esta feliz. Le cambia el gesto y, por primera vez, le veo sonreir como un nino de su edad.

Cuando Flyn se retira y se sienta en el banquillo, observo orgullosa como Eric se mueve por la pista. Nunca lo habia imaginado en el papel de deportista, y solo puedo pensar que ?me encanta! Durante unos minutos disfruto de lo que veo mientras de forma involuntaria oigo decir a una de las mujeres que esta sentada delante de mi:

—Vaya, vaya... Hoy juega el hombre al que deseo en mi cama.

—Y yo en la mia —salta otra.

Todas se rien, y yo con disimulo tambien. Este tipo de comentarios entre mujeres de colegueo es de lo mas normal. Todo es divertido y disfruto del momento, hasta que otra exclama:

—?Oh, Dios! Eric cada dia esta mejor. ?Habeis visto sus piernas? —De nuevo, todas rien, y la rubia idiota, porque no tiene otro nombre, anade—: Aun tengo el recuerdo de la noche que pase con el. Fue colosal.

La sangre se me espesa.

Toc... Toc... Los celos llaman a mi puerta.

Pensar que Eric ha compartido noche y sexo con esa no me hace ninguna gracia y, sobre todo, me pregunto si el encuentro ha tenido lugar hace poco.

—Lora, pero si eso fue hace mas de un ano. ?Como lo puedes recordar todavia?

?Uf!, estoy por aplaudir cuando escucho eso.

Eric tuvo algo con esa antes de conocerme a mi. Eso no se lo puedo reprochar. Yo tambien tuve mis cosas con otros hombres antes de estar con el.

—Gina, solo te dire que Eric es un hombre que deja huella —responde la tal Lora, y todas sonrien, yo incluida.

Durante un rato oigo como las mujeres dejan al descubierto lo que piensan de todos y cada uno de los hombres que estan en la pista calentando. Para todos tienen palabras estupendas, incluso para el marido de Gina. Cuando la tal Lora menciona a Andres y despues a Bjorn me percato de que le da igual uno que otro. Su manera de hablar de ellos me permite deducir lo que busca: sexo.

—Lora —rie Gina—, si quieres repetir con Eric, solo tienes que ganarte al chinito. Todas sabemos que ese monstruito es su debilidad.

La tal Lora arruga la nariz al mirar a Flyn. Se retira su melenaza rubia y estirandose murmura:

—Para lo que yo quiero a Eric, no necesito ganarme a nadie que no sea el.

Mi indignacion esta por todo lo alto. Estan hablando de mi chico y yo estoy aqui, escuchando lo que dicen. De repente, aparece Frida con el pequeno Glen y se sienta a mi lado.

—?Hola, chicas! —saluda.

Las cuatro mujeres miran hacia atras y sonrien. Entre ellas se besuquean, hasta que Frida decide incluirme en el grupo.

—Chicas, os presento a Judith, la novia de Eric.

La cara de las mujeres, en especial de la rubia de la melenaza, es todo un poema.

?Vaya sorpresa se ha llevado!

Frida ha dicho que soy su novia, algo que le he prohibido a Eric mencionar, pero que en este momento quiero que quede muy claro ante estas. ?Soy su novia, y el es mio!

Dispuesta a comenzar con buen pie con ellas, a pesar de los comentarios, decido hacerme la sorda y, encantada de la vida, las saludo. A partir de este instante, ninguna vuelve a mencionar a Eric.

El partido comienza, y yo decido centrarme en mi chico. Lo veo correr de un lado a otro de la cancha, y eso me emociona. Pero el baloncesto no es lo mio. Entiendo lo justo, y Frida me pone al dia. Andres juega de base y Eric, de alero, y rapidamente soy consciente de que su posicion es importante por la combinacion de altura y velocidad. Aplaudo cada vez que encesta canastas de tres puntos e inicia algun contraataque. ?Oh Dios, mi chico es tan sexy...!

Durante el descanso, observo con disimulo como la tal Lora lo mira. Busca su atencion, pero en ningun momento la encuentra. Eric esta concentrado en lo que habla con sus companeros, y eso me gusta. Me enloquece ver como se entrega a algo que de pronto se que le fascina.