Eric no contesta. Mis palabras lo molestan. Recoge los papeles que Amanda ha dejado sobre la mesa y dice:

—Entre Amanda y yo no existe absolutamente nada. No te voy a negar que ella continua su seduccion, pero yo no le hago caso y...

—?Seras gillipollas! —grito, descompuesta—. Tu sabes que ella lo sigue intentando, pero no le haces caso. ?Genial, Eric! El proximo dia que vea al tal Leonard ese al que arregle el coche, aunque intente seducirme, lo voy a dejar. Eso si, tranquilo, que no le voy a hacer caso aunque lo intente. Total, a ti no te importa, ?verdad?

Eso lo enfurece. Mete los papeles en su maletin y sin mirarme sale del despacho. Lo sigo. Bajamos en el ascensor en silencio. Lo sigo hasta el coche. Nos montamos y hacemos todo el camino en silencio. Los celos y las inseguridades nos matan, y cuando llegamos a la casa y mete el coche en el garaje, nos bajamos y cada uno toma diferente camino. El se mete en su despacho, y yo me voy a mi cuartito. Doy un portazo y me siento sobre la mullida alfombra.

?Echo humo por las orejas!

Miro hacia el ventanal. Solo se ve oscuridad. Enciendo mi portatil, miro mis correos, hablo con mis amigas de Facebook y su charla me relaja.

Pasan las horas, y ninguno de los dos busca al otro. Ninguno quiere hablar. Ninguno piensa en esa conversacion ante la botella de Moet Chandon rosado. El reloj marca las dos de la madrugada y nuestros orgullos estan heridos. De pronto, la lucecita de mis e-mails parpadea. He recibido un mensaje.

?Eric! Con el corazon a mil, lo abro y leo:

De: Eric Zimmerman

Fecha: 6 de marzo de 2013 02.11

Para: Judith Flores

Asunto: No puedo continuar sin hablarte

Carino, soy consciente de que tienes razon en todo lo que has dicho, pero NUNCA te enganaria ni con Amanda ni con ninguna otra.

Te quiero loca y apasionadamente.

Eric. El gilipollas.

Cuando lo leo, una sonrisita tonta se me instala en la cara.

?Por que ya me ha ganado con este e-mail?

Durante un rato me tienta el contestarle. Se que lo espera. Pero no. No pienso hacerlo. Me niego. Diez minutos despues, llega otro e-mail.

De: Eric Zimmerman

Fecha: 6 de marzo de 2013 02.21

Para: Judith Flores

Asunto: Pideme lo que quieras

Pequena, la sinceridad y la confianza entre nosotros es primordial. Las palabras «Pideme lo que quieras, AHORA Y SIEMPRE» engloban absolutamente todo entre nosotros.

Piensalo.

Te quiero.

Eric. Un atormentado gilipollas.

Vuelvo a sonreir.

Desde luego no puedo negar que en esos meses Eric se ha vuelto mas chispeante y divertido. Voy a contestar, pero mis dedos parecen no querer hacerlo, cuando llega otro e-mail.

De: Eric Zimmerman

Fecha: 6 de marzo de 2013 02.30

Para: Judith Flores

Asunto: Dime que si

?Te apetece una copa de Moet Chandon rosado? Te espero en el despacho.

Eric. Un loco, apasionado y atormentado gilipollas.

Suelto una carcajada. Adoro que me haga reir.

Pasa mas de media hora. Leo los e-mails como cien veces y cien veces sonrio. No vuelve a enviar ninguno mas. Las tripas me rugen. Tengo hambre. Camino hacia la cocina y al entrar me encuentro a Eric sentado a la mesa ante la botella de Moet Chandon rosado junto a Susto. El perro se acerca a mi y me saluda. Yo le toco su huesuda cabecita y Eric me mira. Sabe que he leido los e-mails y espera que yo de el segundo paso. Yo retiro la vista. No quiero mirarlo o le abrazare.

Camino hacia el frigorifico y, cuando voy a abrirlo, noto el cuerpo de mi amor detras de mi. Se me eriza todo el vello del cuerpo. No me muevo. No respiro. Siento como pasa sus fuertes manos por mi cintura; me pega a su cuerpo y, cuando cierro los ojos y apoyo mi nuca en su pecho, murmura en mi oido:

—No quiero. No puedo. No deseo estar enfadado contigo.

—Yo tampoco.

Silencio. Estoy tan emocionada porque me abrace que no puedo hablar. Eric mordisquea el lobulo de mi oreja.

—Nunca caeria en el juego de Amanda. Te quiero demasiado como para perderte.

Sus palabras me enloquecen. Sigo sin moverme, y entonces me da la vuelta. Con sus manos coge mi rostro y besa mi frente, mis ojos, las mejillas, la punta de la nariz, la barbilla, y cuando va a besarme la boca, hace eso que tanto me gusta. Chupa mi labio superior, despues el inferior, me da un mordisquito, y luego asalta mi boca. Con su mano me coge por la nuca mientras yo salto para estar a su altura. Me agarra con sus fuertes brazos y no me suelta. Cuando separa su boca de la mia, me mira y murmura:

—Ahora y siempre. No lo olvides pequena.

Asiento y lo beso. Lo deseo. Sin mas y en sus brazos, llegamos hasta nuestra habitacion. Alli mi amor, mi loco amor, echa el pestillo en tanto yo me desnudo sin dejar de mirarle. Sobre la cama, instantes despues, hacemos el amor como nos gusta. Fuerte y salvaje.

35

No volvemos a comentar nada del tema boda. Se lo agradezco. A pesar del amor que nos tenemos, somos dos titanes y nuestros encontronazos se que nos asustan. Nos desorientan. Se por Eric que Amanda se marcha de nuevo a Londres. Cuanto mas lejos este de mi, mejor.

Simona y yo seguimos disfrutando de «Locura esmeralda». Estoy enganchadisima al culebron. Eric, cuando se entera, se mofa de mi. No puede creer que yo este enganchada a algo asi. Yo tampoco. Pero lo cierto es que deseo que Carlos Alfonso Halcones de San Juan reciba su merecido a manos de Luis Alfredo Quinones, y que Esmeralda Mendoza recupere a su bebe, se case con su amor y sea por fin feliz. ?Pa matarme!

Una tarde, cuando llega Eric a casa, estoy trabajando en mi moto. Cuando oigo el coche rapidamente le echo el plastico azul por encima y salgo del garaje. Corro a mi habitacion, pero antes me lavo las manos. El no se percata de nada. Donde esta la moto no se ve, ya aunque yo respiro aliviada, cada dia me es mas dificil ocultarle el secreto. Mi conciencia me dice que hago mal. Me martirizo, pero no se como decirselo.

El sabado, Eric y yo nos dirigimos por la noche a la fiestecita privada del Natch. Por fin voy a conocer ese conocido bar de intercambio de parejas. Cuando entramos Eric me presenta a Heidi y Luigi. Frida y Andres se unen a nosotros, y poco despues, Bjorn llega con una amiga. Divertidos, tomamos algo cuando veo que aparece Dexter. Me saluda y en mi oido murmura:

—Diosa, que chevere. Muero por verte sometida entre dos hombres.

Mi estomago se contrae, y Eric, al imaginar lo que me ha dicho el otro, sonrie.

Una copa tras otra, y el local se llena de gente. Todos parecen conocerse y charlan con afabilidad. Le he prohibido a Eric que mencione que soy espanola. No soporto que nadie mas diga aquello de «?ole, paella, torero!». Eric, risueno, me propone bailar. Accedo. Entramos en un cuarto oscuro con una escasa luz violeta.

—No te soltare. Tranquila.

Suena Cry me a river en la voz de Michael Buble. Eric me besa, y yo disfruto de su cercania. Bailamos casi a oscuras. Noto su excitacion entre mis piernas y en como besa mi cuello. De pronto siento unas manos detras de mi. Alguien me toca la cintura. No veo su rostro. Pero rapidamente se quien es cuando escucho en mi oido:

—Suena nuestra cancion, preciosa.

Sonrio. Es Bjorn. Al compas de la musica bailamos como hicimos aquel dia en su casa, mientras yo dejo que sus manos vuelen por todo mi cuerpo. Sexy. Aquella cancion es sexy, excitante, y mis dos hombres me vuelven loca. Eric me besa, y con posesion mete su mano por debajo de mi vestido, llega hasta mi tanga y de un tiron lo arranca. Sonrio, y mas cuando susurra en mi boca: