Una carcajada suya corta mi parrafada y responde, abrazandome por encima de la manta:

—Me enloquece saber que deseas jugar, carino. El sexo entre nosotros es fantastico, y el juego, un suplemento en nuestra relacion.

Encantada con su contestacion, murmuro:

—?Que bien lo has definido! Un suplemento.

Eric me vuelve a besar en el cuello y, levantandose conmigo en brazos, dice con voz llena de felicidad:

—De momento, preciosa, te quiero en exclusividad para mi. Los suplementos ya los incluiremos otro dia.

Me rio, se rie, y abandonamos el despacho dispuestos a tener una larga noche de pasion.

14

Cuando me despierto por la manana me cuesta reconocer donde estoy, pero el olor de Eric inunda mis fosas nasales y, cuando abro totalmente los ojos, esta tumbado a mi lado.

—Buenos dias, preciosa.

Encantada con su presencia en la cama a esas horas, sonrio.

—Buenos dias, precioso.

Eric se acerca para besarme en la boca, pero le paro. Su cara es un poema, hasta que digo:

—Dejame que me lave los dientes, al menos. Al despertar me doy asco a mi misma.

Sin esperar respuesta, abandono la cama, entro en el bano, me lavo los dientes en cero coma un segundo y, sin preocuparme de mi pelo, salgo del bano, salto de nuevo a la cama y lo abrazo.

—Ahora si. Ahora besame.

No se hace de rogar. Me besa mientras sus manos se enredan en mi cuerpo, y yo, encantada, me enredo en el suyo. Varios besos despues, murmuro:

—Oye, carino, he estado pensando...

—?Hum, que peligro cuando piensas! —se mofa Eric.

Divertida, le pellizco en el culo y, al ver que me sonrie, prosigo:

—He pensado que como ahora yo estoy aqui no hace falta que contrates a nadie para que acompane a Flyn cuando tu no estas. ?Que te parece la idea?

Eric me mira, me mira, me mira..., y contesta:

—?Estas segura, pequena?

—Si, grandullon. Estoy segura.

Durante un buen rato, charlamos abrazados en la cama, hasta que de pronto se abre la puerta.

?Adios intimidad!

Flyn aparece con el gesto fruncido. No se sorprende al verme e imagino que Eric ya le ha dicho que estaba aqui. Sin mirarme se acerca a la cama.

—Tio, tu movil suena.

Eric me suelta, coge el movil y, levantandose de la cama, se acerca a la ventana para hablar. Flyn sigue sin mirarme, pero yo estoy dispuesta a ganarmelo.

—?Hola, Flyn!, que guapo estas hoy.

El crio me mira, ?oh, si!, pasea sus achinados ojos por mi cara y suelta:

—Tu tienes pelos de loca.

Y sin mas, se da la vuelta y se marcha.

?Ole el chino! ?Uisss, no...!, coreano-aleman.

Convencida de que el pequeno va a ser duro de roer, me levanto, voy al bano y me miro en el espejo. Realmente, ?tengo pelos de loca! Mi pelo se mojo anoche y no es ni ondulado ni liso; es un refrito.

Eric entra en el bano, me abraza por detras y, mientras lo observo a traves del espejo, apoya su barbilla en mi coronilla.

—Pequena..., debes vestirte. Nos esperan.

—?Nos esperan? —pregunto, asombrada—. ?Quien nos espera?

Pero Eric no responde y me da un nuevo beso en la coronilla antes de marcharse.

—Te espero en el salon. Date prisa.

Cuando me quedo sola en el bano, me miro en el espejo. ?Eric y sus secretitos! Al final, decido darme una ducha. Al entrar de nuevo en el dormitorio, sonrio al ver que Eric ha dejado sobre la cama mis pantalones vaqueros secos y mi camisa. ?Que mono! Una vez vestida, recojo mi melena en una coleta alta y, cuando llego al salon, Eric se levanta y me entrega un abrigo azulon que no es mio, pero si de mi talla.

—Tu abrigo continua humedo. Ponte este. Vamos....

Voy a preguntar adonde vamos cuando aparece Flyn con su abrigo, gorro y guantes puestos. Sin abrir la boca y cogida de la mano de Eric, llego hasta el garaje. Nos montamos en el Mitsubishi los tres y nos ponemos en camino. Al pasar junto a los cubos de basura de la calle, miro con curiosidad y veo tumbado en un lateral, sobre la nieve, un perro. Me da penita. ?Pobrecito, que frio debe de tener!

Suena la radio, pero para mi disgusto ?no conozco esas canciones ni esos grupos alemanes!

Media hora despues, tras aparcar el coche en un parking privado, entramos en un ascensor. Se abren las puertas en el quinto piso y un hombre alto, de aspecto impoluto, grita, abriendo los brazos:

—?Eric! ?Flyn!

El pequeno se tira a sus brazos, y Eric le da la mano, sonriendo. Segundos despues, los tres me miran.

—Orson, ella es Judith, mi novia —me presenta Eric.

El tal Orson es un tiarron rubio y descolorido. Vamos, aleman, aleman, de esos que en verano se ponen del color de la sandia. Dejando a Flyn en el suelo, se acerca a mi.

—Encantado de conocerte.

—Lo mismo digo —respondo con educacion.

El hombre me observa y sonrie.

—?Espanola? —pregunta, dirigiendose a Eric. Mi amor asiente, y el otro dice—: ?Oh, Espana! ?Ole, toro, castanetas!

Ahora sonrio yo. Escuchar eso me hace gracia.

—?Que espanola mas guapa!

—Es preciosa, entre otras muchas cosas —asegura Eric, fusionando su mirada con la mia, sonriente.

Voy a decir algo cuando Orson me agarra por la cintura.

—Esta es tu casa desde este instante. —Y, sin dejarme responder, prosigue—: Ahora ya sabes, relajate y disfruta. Desnudate, y yo te proporcionare todo lo que necesites.

Sin entender nada, miro a Eric. ?Que me desnude?

Eric sonrie ante mi gesto.

?Por el amor de Dios, Flyn esta con nosotros!

Quiero hablar, protestar, pero mi gigante se acerca a mi y con complicidad me besa en los labios.

—Deseo que lo pases bien, pequena. Vamos..., desnudate y disfrutalo.

Me va a dar un patatus. Pero ?se ha vuelto loco? ?Que pretende que haga?

—Vamos, sigueme, preciosa —me apremia Orson. Y mirando a Eric y Flyn, dice—: Vosotros si quereis os podeis marchar. Yo me ocupo de ella y de todas sus necesidades.

Calor. Me va a dar algo. Estoy indignada. Voy a gritar, a explotar como una posesa, cuando aparece una joven con un perchero lleno de ropa. Mira a Eric y se ruboriza; despues, me mira a mi y pregunta:

—Ella es la clienta que viene a probarse ropa, ?verdad?

Eric suelta una carcajada, y yo, al aclarar de pronto todo el entuerto que me estaba formando yo solita en mi cabeza, le doy un punetazo en el estomago y me rio. Eric coge de la mano a su sobrino y me da un beso en los labios.

—Necesitas ropa, cuchufleta. Vamos, ve con Orson y Ariadna, y comprate todo, absolutamente todo, lo que tu quieras. Flyn y yo tenemos cosas que hacer.

Encantada de la vida, le devuelvo el beso y sigo a Orson y a la chica del perchero.

Entramos en una habitacion con grandes espejos y varios percheros con todo tipo de ropa. Sorprendida, miro a mi alrededor.

—Eric me ha dicho que necesitas de todo —me informa Orson—. Por lo tanto, disfruta. Pruebate todo lo que quieras, y si no te convence nada, avisame y te traeremos mas.

Boquiabierta, veo que el hombre se marcha. La joven me mira y sonrie.

—?Empezamos! —exclama.

Durante mas de dos horas me pruebo toda clase de pantalones, vestidos, faldas, camisas, botas, zapatos, abrigos y conjuntos de lenceria. Todo es precioso, y lo peor, ?tiene un precio prohibitivo!

Suenan unos golpes en la puerta. Instantes despues se abre y aparece Eric. Estoy vestida con un sexy vestido negro de gasa muy parecido al que luce Shakira en su cancion Gitana. Me encanta el vestido y a Eric, por su gesto, veo que tambien. Eso me hace sonreir. Ariadna, al verlo entrar, desaparece de la habitacion, y nos quedamos los dos solos.

Con coqueteria me doy una vueltecita ante el.

—?Que te parece?

Eric se acerca..., se acerca..., me agarra por la cintura y sonrie.